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“Saber mantener la calma y enfoque a pesar del caos externo”.

Muchos de nosotros solemos “recogernos” a la hora de plantearnos una labor de suma importancia, que requiere de toda nuestra concentración y meditación. Buscamos el rincón de la casa que tenemos asignado para estas labores, ya bien sea un estudio o la habitación menos transitada. Dentro de nuestra burbuja, le damos rienda suelta a nuestra creatividad, ingenio y astucia para acometer el encargo de la manera más profesional posible. Lastimosamente no siempre se logra este cometido, suele pasar que estamos trabados, desalentados, ofuscados, a pesar de tener silencio y tranquilidad. Otros elementos perturban nuestra concentración.

No siempre la calma y el enfoque se pueden mantener, aun estando en el lugar más pacífico y con la tranquilidad deseada. Elementos externos a ese lugar, que tienen que ver con la situación país, economía, política, entre otros pueden hacernos perder el norte. Son distractores que están presentes en nuestros pensamientos, y suelen ser efectivos a la hora de dejarnos sin avance en la labor que pretendemos abarcar. Saber mantener la calma y enfoque a pesar del caos externo es una necesidad imperiosa que debemos saber manejar, no solo en nuestras labores profesionales, sino en todos los ámbitos de nuestra vida ¿Cuántas veces hemos partido la vajilla fregando por tener en la mente los problemas sociales que nos circundan?

Las notas inquietantes, los sucesos preocupantes y los mensajes negativos muchas veces ganan sobre los positivos. Por suerte la raíz del “problema” ha sido detectada: nuestra cabeza. El cerebro está diseñado para proyectar los problemas y mantenerlos vigentes para buscarles una solución a mediano o largo plazo (tranquilo, no eres un histérico, el cerebro está haciendo su trabajo). Es una acción inconsciente que podemos llegar a dominar (consciente) si se toman cartas en el asunto. La clave del asunto está en saber por qué estos pensamientos son recurrentes y cómo podemos saber mediar con ellos, en nuestro programa Lidera conCiencia Plena, aprenderás a manejar cada aspecto de tu vida y a navegar de manera efectiva las tormentas. Los psicólogos han sintetizado 8 actividades que pueden ayudarnos a continuar con nuestras labores a pesar de la tormenta que puede estar circundándonos, las cuales son:

    1. Identifica las señales del cuerpo. Nuestro cuerpo da señales de que el estrés y el miedo están ganando. Desde una sudoración nerviosa, migrañas, falta de sueño. Si esto es así, internaliza que algo está perturbando tu paz.
    2. Respira. Calmar el sistema nervios es clave. La oxigenación de nuestro cuerpo a través de la inhalación y exhalación pausada y profunda ayuda en gran manera.
    3. Marca distancia por un momento. Desconectarnos por un lapso de tiempo corto ayuda a que nuestro cerebro vire sus pensamientos hacia otros estímulos y nos relajemos.
    4. Analiza la situación. Muchas veces nos estamos ahogando en un vaso de agua. Si pensamos de manera objetiva en dónde estamos y hacia dónde vamos, puede que nos demos cuenta que las cosas no están tan mal como creemos.
    5. Aliméntate bien. ¿Cuantas veces se nos ha ido el tiempo haciendo algo y en algún punto nos damos cuenta que no hemos desayunado, almorzado  o cenado? Y tenemos un dolor de cabeza, estamos fatigados y no damos más. Nuestro combustible son los alimentos, y si son balanceados sube el octanaje.
    6. Ejercítate. Uno de los métodos más beneficiosos a la hora de desestresarnos. El ejercicio nos desinhibe, y estimula la segregación de endorfinas que producen sensación de placer, felicidad y tienen un efecto analgésico natural.
    7. Perdona, olvida y mantén el sentido del humor. Muchas veces arrastramos con nuestro pasado, lo mantenemos en el presente, como grillas en nuestros tobillos que, o no nos hacen avanzar o nos hacen lenta la marcha. Pasar la página, dejar en el tintero lo que se debe dejar y hasta reírnos de nuestras desgracias pasadas nos ayudará a mantener nuestra paz mental.
    8. Felicítate. Es hora de dejar de ser tan duros con nosotros mismos. Solemos exigirnos pero olvidamos felicitarnos cuando las cosas salen bien. Vales el tiempo de quererte y reconocerte a ti mismo.

No estás solo, sigamos navegando en este mundo llamado vida, pon en práctica las actividades anteriores y crezcamos a diario.